Hoy vamos a hablar de las curiosidades del violin y el mito del oido perfecto. Te cuento cómo derribar esta mentira cambió mi vida para siempre.
Curiosidades del violin que hacen mal
De chico, siempre soñé con tocar el violín. Me emocionaba imaginarme tocando en teatros para miles de personas, pero había algo que me ponía triste: no tenía buen oído. Cada vez que practicaba dudaba: ¿algún día voy a poder tocar bien? (En ese tiempo, todavía no tenía idea del mito del oido perfecto).
Pasaba horas practicando, esperando que, como por arte de magia, de repente mi violin mejor. Pero ese «milagro» no llegaba nunca. Y así pasé varios años atrapado en una creencia limitante… hasta que una profesora me dijo algo que me cambió todo:
«Elías, tocar el violín sin entrenar tu oído es como saltar obstáculos con los ojos cerrados.»
La frase me dolió muchísimo, pero también me abrió los ojos. Ahí entendí que el oído se entrena, igual que cualquier otra habilidad musical. No hace falta nacer con oído absoluto o tener una infancia de privilegios para tocar bien. Se puede hacer otro camino y obtener buenos resultados de igual forma.
Con práctica diaria, paciencia y ejercicios específicos, pasé de no poder reconocer un Fa# después de un Mi, a identificar intervalos, melodías, acordes y, sobre todo, tocar con seguridad y disfrute.
Cada avance fue fruto del trabajo, no de un «don natural».
Una de las curiosidades del violín más hermosas es que cualquier persona puede entrenar su oído musical si trabaja con dedicación.
El mito del oído perfecto hizo que muchos que, en realidad, tienen todo lo necesario para disfrutar y progresar en este instrumento, dejen de tocar. ¡No hagas lo mismo!
No dejes que esa creencia arcaica limite tu pasión.
Con amor por la música, constancia, y PRÁCTICA, el violin puede ser parte de tu vida, sin importar cómo -ni cuando- empieces.
Violinista no se nace, se hace.